La Hechura de un Lider

LA HECHURA DE UN LÍDER

Proverbios 28:2: Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos; mas por el hombre entendido y sabio permanece estable.

Otra traducción dice: “Cuando el país anda mal, los gobernantes aumentan, pero el buen dirigente sabe mantener el orden.”

Lo que más necesita la iglesia es un liderazgo entendido, sabio y estable. Miremos donde miremos, nos podemos encontrar con las devastadoras consecuencias de la falta de liderazgo.

En esta sección, tomaremos como un ejemplo, no los libros de liderazgo moderno que surgen ahora, sino la vida de Nehemías como un ejemplo de un verdadero líder.
La Biblia nos habla de los beneficios que produce un liderazgo bueno y sólido: Cuando el gobernante es entendido, se mantiene el orden.

1. Nada sucede hasta que alguien proporcione liderazgo.
Es ley de vida. Mientras no apareció un hombre llamado Martin Luther King y dijo: “Tengo un sueño” el movimiento de Derechos Civiles de Estados Unidos no era Nada.

Cuando en tu familia hay problemas, no sucede nada hasta que alguien asume el liderazgo y dice: “Vamos a hacer algo al respecto.”

En el libro de Jueces vemos un ejemplo perfecto del pueblo de Israel: “En aquel día no había rey en Israel, cada uno hacía lo que bien le parecía.”

Donde no hay líderes, la gente hace lo que mejor le parece, y la consecuencia de esto es inestabilidad.

2. Liderazgo es influencia.
Dicho en una sola palabra, el liderazgo es influencia para bien o para mal.
Si te paras por un momento cerca del recreo de una escuela, pronto descubrirás quién es el cabecilla del grupo.
Si has estado alguna vez en una reunión de comité, es probable que hayas descubierto que muchas veces el líder no es el presidente del comité. El líder es la persona a la cual todos se mantienen mirando con el fin de averiguar lo que piensa. Cada vez que influimos sobre otra persona estamos asumiendo liderazgo.

El apóstol Pablo comprendía esto. Sabía que se había convertido en un modelo para los demás creyentes. Pablo entendía que Timoteo lo admiraba y quería que él viera que mientras recibía su influencia estaba influyendo sobre otros. Por eso escribió en 1Timoteo 4:12: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
El liderazgo no es una cuestión de edad. La edad no tiene nada que ver con el liderazgo. A cualquier edad podemos tener influencia y, lo cierto es que eres un modelo quieras o no. Todos somos líderes en algún aspecto. Cada vez que influyes sobre otra persona, estás asumiendo el liderazgo.

Por tanto, la cuestión no es si eres un líder o no. La pregunta es: ¿Eres un buen líder?
La Biblia define al líder como alguien que tiene capacidades dadas por Dios y la responsabilidad de influir sobre un grupo de creyentes con el fin de que se realicen los propósitos de Dios para ese grupo.

 RECORDANDO: 1. Nada sucede hasta que alguien proporcione liderazgo.
                               2. Liderazgo es influencia.
3. La prueba del liderazgo es esta: ¿Alguien te está siguiendo?
Si quieres saber si eres líder o no, sólo tienes que mirar hacia atrás por encima del hombro. ¿Te sigue alguien?
Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen.”
Pablo dijo: “Imítenme a mí, como yo imito a Cristo.”
No hay duda que debemos seguir a Cristo, pero también necesitamos modelos humanos a seguir. “El que cree que está guiando, pero nadie lo sigue, solo está dando un paseo.” El liderazgo no es cuestión de títulos o de puestos. Es cuestión de influencia.

Hay una gran diferencia entre ser jefe y ser líder. Ser líder es más que tener un puesto o un título. El verdadero líder no siempre es el que asciende en un puesto ejecutivo o el presidente. El verdadero líder es aquel que marca el paso, que influye, que es creativo para solucionar los problemas.

Una pista: “Si tienes que decir a la gente que eres el líder, si se lo tienes que recordar, es que no lo eres. El liderazgo es influencia. Si no estás influyendo sobre nadie, no importa que pienses que eres líder o no. No lo eres.

4. El fundamento del liderazgo es el carácter, no el carisma.
Muchas personas han surgido con mucho carisma, cuyos ministerios no han durado gran cosa, porque han carecido de carácter. Su encanto personal los ha sostenido durante un tiempo, pero al final se ha manifestado su falta de carácter.

El fundamento del liderazgo no es su carisma personal, sino el carácter. El carisma no tiene nada que ver con lo que hace que un líder sea eficaz. El liderazgo no tiene que ver con la posesión de una personalidad encantadora y llamativa, una gran sonrisa una voz de terciopelo. Lo que sí necesitas es carácter y credibilidad. El liderazgo es influencia y sin credibilidad, su influencia no irá muy lejos. Tal vez la gente te siga por un tiempo, pero no pasará mucho antes que se den cuenta de que vas por un camino que no lleva a ninguna parte.

Reputación es lo que la gente dice que eres. Carácter es lo que realmente eres.
D.L. Moody decía: “El carácter es lo que somos en medio de la oscuridad, cuando nadie nos está mirando.”
El liderazgo no se basa en lo académico, es cuestión de carácter, es cuestión de quién eres.

No hay un tipo de personalidad concreto para los líderes. Tal vez hayas oído decir en el pasado que los líderes son personas de temperamento colérico, o que son personas que se hacen cargo de las situaciones. Pero hay líderes de todas las formas, de todos los tamaños y de todos los temperamentos. Dios quiere usar tu personalidad, tal como él mismo la creó. Observa los cuatro temperamentos distintos de los líderes que vemos en la Biblia.
-       Pablo era colérico.
-       Pedro era sanguíneo.
-       Moisés era melancólico.
-       Abrahám era flemático.
A base de examinar las acciones y los ejemplos de otros líderes, podemos aprender de ellos. Sin embargo, no podemos imitar la personalidad de otro. Dios nos creó con una forma única. Cuando tratamos de imitar a alguien, nos consumimos.

TRES CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN LÍDER: Hebreos 13:7
  1. TIENEN UN MENSAJE DIGNO DE RECORDAR.
  2. TIENEN UN ESTILO DE VIDA DIGNO DE CONSIDERAR.
  3. TIENEN UNA FE DIGNA DE IMITAR.

Si quieres ser un buen líder necesitas desarrollar un mensaje digno de ser recordado, llevar un estilo de vida digno de ser considerado y tener una fe digna de ser imitada.
1. Nada sucede hasta que alguien proporciona liderazgo.
2. Liderazgo es influencia.
3. La prueba del liderazgo es esta: ¿te está siguiendo alguien?
4. El fundamento del carácter es el carácter, no el carisma.
5. Se puede aprender a ser líder.
Todos tenemos el potencial de llegar a ser grandes líderes. La Biblia dice en Filipenses 4:9: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.”

Pablo está diciendo: “Los líderes no nacen, se hacen.” Aprendamos a ser líderes. No existen los líderes natos. Las personas se convierten en líderes por la forma en que responden ante las circunstancias. Los líderes se levantan o se derrumban según las decisiones que tomen.

El ministerio de Jesús refleja la alta prioridad que él le daba al adiestramiento de líderes. La palabra nos muestra: “Designó a doce, a quienes nombró apóstoles, para que estuviesen con Él y para enviarlos a predicar.”

Jesús tenía un ministerio público que comprendía la predicación, la enseñanza y la sanidad. También tenía un ministerio privado, dedicado al adiestramiento de los discípulos.

¿Has conocido alguna vez líderes que tienen un círculo íntimo, unos pocos escogidos que son los que más tiempo pasan en la presencia de ellos? Hasta Jesús tuvo un círculo íntimo de discípulos que recibían una atención especial. Pedro y Jacobo y Juan fueron escogidos por él para que lo acompañaran al huerto de Getsemaní y al monte de la transfiguración. Jesús sabía por adelantado las decisiones que ellos tomarían, y sabía lo que les podía pedir.

En Gálatas, Pablo dice que Pedro, Jacobo y Juan son las columnas de la Iglesia. Jesús invirtió un máximo de tiempo en aquellos que cargarían con un máximo de responsabilidad. Alimentó a las multitudes, pero se pasó la mayor parte de su tiempo dedicado a adiestrar líderes, porque el liderazgo se puede aprender. ¿Estás invirtiendo tiempo en aprender a ser líder?

En el momento en que dejemos de aprender, dejaremos de ser líderes.
Cuando un líder deja de aprender, también deja de ser líder. Para ser eficaces, necesitamos desarrollarnos, creciendo y convirtiéndonos continuamente en lo que Dios quiere que seamos. El aprendizaje para ser líder lleva toda una vida.

Eclesiastés 10:10: “Si el embotare el hierro, y su filo no fuere amolado, hay que añadir entonces más fuerza; pero la sabiduría es provechosa para dirigir.”

En otra versión dice: “Si el hacha pierde su filo, y no se vuelve a afilar, hay que golpear con más fuerzo. El éxito radica en la acción sabia y bien ejecutada.”

Hace falta más energía para cortar leña con un hacha sin filo que con un hacha afilada. Necesitamos aprender a trabajar con mayor inteligencia, no con mayor esfuerzo.

Hay un dicho que dice que el que trabaja duro alcanza el éxito. Pero hay muchas personas que han trabajado muy duro y sin embargo, no tienen éxito, porque no han aprendido a trabajar con mayor inteligencia. Todo lo que hacen es trabajar esforzadamente.

La persona que dice que ya sabe todo lo que se necesita saber, se va a quedar atrás. El que dice: Necesito aprender, necesito crecer, es el que va a tener éxito.




Nehemías es hombre de oración. En su diario leemos once oraciones; más que en cualquier otro libro de la Biblia. ¿Por qué crees que Dios lo escogió para que fuera líder? ¿Habrá tenido algo que ver su vida de oración?

¿Por qué escogió Dios a Nehemías como líder?
Existen tres razones para ello:
1. Nehemías era sensible ante las necesidades que veía a su alrededor.
Nehemías era un hombre al que le importaba lo mismo que le importaba a Dios. Él llevaba una buena vida en Babilonia. Era judío pero había nacido en Babilonia, ni siquiera había visto jamás Jerusalén, sin embargo, al recibir las noticias adversas de Jerusalén se conmovió.

Los líderes son sensibles ante las necesidades de la gente que los rodea.
Dios usa personas a las que les importe lo mismo que a él le importa. A Nehemías le importó lo que le importaba a Dios y eso hizo de él un líder.

La primera cualidad de un gran líder es la sensibilidad ante las necesidades que ve a su alrededor.

2. Nehemías era digno de confianza.
Neheías era un hombre de buena reputación. Artajerjes le había encomendado su seguridad personal. Eso significa un grado muy alto de confianza. Dios usa personas que sean dignas de confianza, seguras y fieles.

“El que es honrado en lo poco también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho. Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las verdaderas? Y si con lo ajeno no han sido honrados, ¿quién les dará a ustedes lo que les pertenece? Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas.” Lucas 16:10-15.

Lucas presenta cuatro formas en que Dios pone a prueba nuestra fidelidad. Una de ellas consiste en observar cómo servimos en el ministerio bajo otro líder. Antes de darnos un ministerio propio quiere ver cómo tratamos el liderazgo de otro.

Otra de las formas tiene que ver con el manejo de nuestro dinero. La Biblia indica con claridad que nuestro estilo personal en la administración del dinero determina lo mucho que Dios puede bendecir nuestra vida. Si no se nos pueden confiar las riquezas terrenales, ¿quién nos va a confiar los verdaderos tesoros espirituales?

3. Nehemías estaba dispuesto.
Cuando necesitó un líder, Nehemías dijo: ¡Yo me ofrezco! ¡Aquí estoy; envíame a mí!
Tenía un cargo envidiable y el problema estaba a mil seiscientos kilómetros de distancia. Le llevaría dos meses llegar allí en camello. Habría sido mucho más fácil quedarse donde estaba, llevando la vida fácil de palacio.

Pero Nehemías dice: ¡Yo voy! No soy constructor, pero voy a reconstruir los muros. Él no tenía las habilidades necesarias para ese trabajo, pero sí tenía un corazón bien dispuesto. Dios lo escogió porque era sensible y de confianza, y se había puesto a su disposición.

Dios nunca busca tanto en los líderes, las capacidades como la credibilidad, la confiabilidad y la disponibilidad. Esas cualidades son todas, cuestión de decisión. Tal vez tú digas: “Yo no tengo los dones, el talento o el intelecto necesario”. Sin embargo, no es esa la pregunta que Dios te está haciendo.

Dios quiere saber:   ¿Se puede creer en ti? ¿Tienes carácter? ¿Se halla tú carácter en crecimiento? ¿Eres sensible ante la gente? ¿Eres digno de confianza? ¿Puede Dios apoyarse en ti? ¿Estás dispuesto?

De: Jhon Maxwell

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